domingo, 11 de octubre de 2009

Lujo asiático:

Del elefante al Rolls Royce
En Londres, una muestra cuenta cómo vivían y consumían los maharajás.


FOTO Así se vestía Bhupinder Singh, de Patiala, en 1911

LONDRES.- Diamantes, esmeraldas y otros tesoros invadieron el museo londinense Victoria and Albert para una exposición dedicada, desde mañana, a los maharajás, últimos soberanos indios convertidos hoy en los guardianes de la identidad de un pueblo.
"Nunca hubo una exposición de esta clase que mostrara los tesoros espectaculares de las cortes de los maharajás", dice Mark Jones, director del museo.
Unos 250 objetos, la mayoría salidos del país por primera vez, muestran la vida
de los reyes del subcontinente en un momento crucial de su historia: desde el declive del imperio mongol, en el siglo XVIII, que desencadenó guerras entre maharajás, hasta la independencia de la India, en 1947.
"Esta exposición muestra que los dirigentes indios fueron importantes mecenas para las artes, en la India y en Occidente, y cuenta la fascinante historia de la evolución de su papel", explica Jones.
Con fondo de címbalos y barritos, recibe al visitante una reproducción de una procesión real, con un elefante y un caballo de tamaño natural con alhajas de plata y tejidos bordados con hilo de oro y piedras preciosas.
Numerosos cuadros se ponen de acuerdo para explicar la vida del rey en un palacio que es a la vez sede del gobierno, corte, residencia del maharajá y su familia, guarnición y taller artesanal.
Obras pictóricas que, como el mobiliario, la ropa, las alhajas y hasta los palacios, reciben con el paso de los años la influencia occidental. Así, el elefante es reemplazado por una flota de vehículos de lujo, como el Rolls Royce Phantom 1 (1927) que cierra la muestra, y la exquisitez de los artesanos indios se abandona en beneficio de los joyeros Van Cleef and Arpels o Cartier y de los diseñadores Elsa Schiaparelli o Jean Patou.
"Los pedidos de los maharajás permitieron a Rolls Royce y a muchos otros sobrevivir durante la recesión de los años 30", explica Anna Jackson, curadora de la muestra.
La exposición Maharajá: el esplendor de las cortes reales de India estará abierta hasta el 17 de enero en Londres, y continuará su periplo por Alemania y Estados Unidos en 2010.











Arriba a la izquierda, el Rolls Royce que llevaba el maharajá Kumar Bhupal Singh, de Mewar y una procesión del rajá Ram Singh II de Kota. Arriba a la derecha: Platino y diamantes por Cartier.

miércoles, 1 de julio de 2009


Murió la bailarina Pina Bausch, fundadora del teatro-danza

La famosa coreógrafa, que despertaba polémicas con sus obras, revolucionó la danza moderna. Hace apenas cinco días le habían detectado un cáncer. Bailó para Almodóvar.

WUPPERTAL (Alemania).- La famosa coreógrafa alemana Pina Bausch murió ayer a los 68 años a causa de un cáncer, informó una portavoz del Teatro de Wuppertal en el que Bausch renovó la danza moderna con sus creaciones. Hace tan sólo cinco días se le había diagnosticado la enfermedad, indicó la portavoz. El domingo de la semana pasada había actuado con su "ensemble" en la ópera de Wuppertal. La noticia tomó por sorpresa a sus más estrechos colaboradores así como al mundo internacional de la danza. Como directora del Teatro de Danza de Wuppertal, cargo que ocupaba desde 1973, imprimió su sello a la institución y la hizo famosa en todo el mundo. "Aún tengo muchos proyectos", dijo la artista de pocas palabras hace poco. "La sorprendió una muerte rápida e inesperada", afirmó una portavoz del Teatro de Danza de Wuppertal. Su última producción "la agotó; nadie contaba con su cáncer, ni ella misma", agregó la portavoz. Bausch es considerada como la creadora del teatro-danza. La artista nació como Josephine (Pina) Bausch el 27 de julio de 1940 en Solingen (Renania del Norte-Westfalia), donde su padre era dueño de una taberna. En 1955 comenzó su formación como bailarina en la escuela fundada por el coreógrafo y reformador de la danza Kurt Joos en Essen. Luego estudió en la Juilliard School de Nueva York y volvió a Alemania en 1962 para actuar en el ballet que acababa de crear Joos. Sólo seis años después ya llamaba la atención de los expertos con sus propias coreografías. Como directora en Wuppertal creó desde los años 70 unas 40 piezas completas. Algunas ya clásicas como "Café Mueller" (1978) o "Bandoneón" (1987) son exportadas regularmente al exterior. Bausch recibió premios internacionales como el japonés Kyoto en 2007, la Legión de Honor de Francia o el León de Oro de la Bienal de Venecia. En 1982 actuó en la película de Federico Fellini "Y la nave va", y bailó una coreografía suya en el filme "Hable con ella", de Pedro Almodóvar. Sus espectáculos radicales generaron polémica y entusiasmo por igual y pocas veces encajaban con el ideal de belleza imperante. A mediados de junio había deleitado al público con su última coreografía, como siempre una pieza sin nombre en un principio, que abrió preguntas sobre el conflicto generacional. Las primeras coreografías de Bausch eran deudoras de la danza moderna, pero desde mediados de los años 70 modificó su estilo e integró cada vez más canto, lenguaje, gestos de la vida cotidiana.