miércoles, 19 de octubre de 2011

Pavo real volando evoca a la mítica ave fénix


Esta extraordinaria imagen de un pavo real volando —abriendo las alas en una celeste crucifixión— ha circulado en Internet recordando a algunos la poética leyenda del ave fénix. La imagen fue tomada por un aficionado indio a la naturaleza, Kulashekara, y destaca por capturar en todo su esplendor el vuelo de un ave que comúnmente se observa anclada a la tierra, pero que durante el vuelo reluce con los colores del sol naciente en sus alas y las joyas relumbrantes de su cola.


El pavo real es históricamente el ave que más semejanzas tiene con el fénix; al igual que el fénix, para el cristianismo el pavo real simbolizó la resurección y la inmortalidad (y por lo tanto a Cristo). Los egipcios, probablemente por su similitud descriptiva con el fénix, consideraban al pavo real un ave sagrada. Por su belleza, es comprensible que el pavo real fuera el ave favorita de la suprema diosa griega Juno.
En China se dice que la cabeza del Ave Fénix guarda semejanza con el cielo, los ojos al sol, la parte trasera a la luna, sus alas al viento, las patas a la tierra y su cola a la distancia.

Jorge Luis Borges, en su Libro de los Seres Imaginarios, dice del fénix:
«Los antiguos creyeron que, cumplido ese enorme ciclo astronómico, la historia universal se repetiría en todos sus detalles, por repetirse los influjos de los planetas; el Fénix vendría a ser un espejo o una imagen del universo. Para mayor analogía, los estoicos enseñaron que el universo muere en el fuego y renace del fuego y que el proceso no tendrá fin y no tuvo principio».

miércoles, 12 de octubre de 2011

Levantado de Facebook.


Dos amigas mueren y se encuentran en el cielo. Y una le pregunta a otra: -Como moriste tu? -Congelada. -Y duele? -Y, al principio te dan unos escalofríos horribles, después te da un dolor en los dedos y los huesos, te empiezas a congelar. Me dormí y morí. -Uuyy, que horrible! -Y vos como moriste? -Bueno a mi me dio un infarto -Y como fue eso? -Bueno, te cuento. Creía que mi esposo me estaba engañando, así que regresé temprano a la casa y lo encontré muy tranquilo viendo tele. Salí corriendo al garage y no encontré nada. Luego fui al patio y nada. Subí corriendo a la segunda planta y nada. Cuando venia bajando las escaleras me dio un infarto de la alegría que no me era infiel y morí. -NOOO JJAJAJA! Hubieses buscado en la heladera y las dos estaríamos vivas!!!